¿Sillas sin gracia, viejas o gastadas? Una manita de pintura y quedarán como nuevas. Los expertos de Bruguer te indican cómo hacerlo, teniendo en cuenta un acabado profesional para que dejes tus sillas como nuevas.

1. Lija suavemente la superficie de la silla con un papel de lija de grano medio. Esto hará que la nueva pintura se adhiera mejor. Limpia el polvo que pudiera quedar con un paño suave, que no deje restos de fibra o hilos.
2. Es importante preparar la silla con una base de imprimación antes de pintar. De esta manera se cierra el poro de la madera y el acabado queda mucho más uniforme. Valiéndote de una brocha, pinta la silla con una base para madera, en caso de pintar encima de otra pintura antigua. Asegúrate que la base cubra toda la super cie de la silla, para que no quede después ninguna imperfección.

3. Deja que seque bien y, a continuación, lija suavemente con un papel de lija de grano no. Acto seguido, pasa un trapo húmedo para quitar el polvo resultante.
4. Pinta la silla con un rodillo o brocha. Es importante que la pintura que elijas no esté muy espesa porque si es así, se notarían las marcas de los brochazos o el rodillo. Si es densa, puedes diluirla en agua (si es esmalte acrílico) o en disolvente.

5. Deja secar un tiempo prudencial y, cuando esté seca al tacto, puedes volver a lijar suavemente. Dale una segunda capa de pintura para conseguir un acabado perfecto.

Puedes leer este y otros paso a paso en el número 280 de la revista BRICO. ¡No te la pierdas!