La función de un cabecero es darle estabilidad a tu cama para que no se mueva, no toques la pared con la cabeza (y luego esta se ensucie) y, por último, para completar el cuadro decorativo para que todos los elementos de tu habitación queden integrados. No te limites al típico cabecero que puedes encontrar en cualquier parte. Aquí te mostramos uno que puedes hacer con tus propias manos, usando tablones de madera o reutilizando palés. ¡Mira qué fácil!
LIJAR
Lija cada tablón hasta eliminar astillas y que la superficie te quede lisa. Si has elegido palés, este paso es muy importante porque normalmente la madera viene sin tratar. Elige el grano adecuado para la madera. Una forma que nos parece especialmente fácil y operativa, sobre todo para los bordes y lados de los tablones, y que te ayuda a conseguir un lijado manual de maravilla es una manopla a la que adhieres un papel de lija estándar. La puedes encontrar en Comercial Pazos, y se trata de un plato lijador, que consiste en una almohadilla de 150 mm de diámetro, en el que puede instalarse cualquier disco de lija del mismo diámetro con sujeción por velcro. En la parte posterior monta una tira para sujetar en el dorso de la mano, permitiendo lijar con facilidad y los repasos puntuales. Mira en el vídeo cómo se usa.
PINTAR
Pinta cada tablón con esmalte sintético, en el color que más te guste. También puede ser barniz o, lo que está muy de moda porque es facilísimo de aplicar, la pintura chalky paint. Deja secar, según las instrucciones del fabricante.
UNIR
Une cada tablón con cola para madera o pegamento especializado. Lo puedes reforzar por detrás con dos maderas pequeñas que puedes pegar con el mismo adhesivo o clavar para que queden bien fijas.
PROTEGER LA MADERA
Aplica una capa de cera a toda la superficie o usa un barniz protector para que el cabecero dure muchos años.
ANCLAR
Para fijar el cabecero a la pared hay muchas formas, pero una muy sencilla es colocar una argolla grande en cada lado del tablero para colgarlo. En la pared haz dos agujeros y pon dos ganchos o tornillos de expansión (esta es la forma más segura) y cuelga tu cabecero en ellos. Si te han quedado listones de madera, puedes ponerle patas a tu cabecero. Una última técnica muy recurrida, aunque es más engorrosa en pegar el cabecero al extremo de la cama que va pegado a la pared. Atornilla con taladro tu cabecero y asegúrate de hacerlo en varios puntos.